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miércoles, 22 de noviembre de 2017

Armonía entre vinos y postres


En el mundo del maridaje hay combinaciones que se pueden considerar como osadas, pero al hacerlas de forma adecuada puede ser una experiencia grata y un magnifico descubrimiento para tu paladar, como puede ser el vino espumoso con algunas dulces opciones.



Según los expertos la clave para los maridajes exitosos de vinos y postres radica en la cantidad de azúcar del vino que debe estar al nivel adecuado del postre, el vino debe exaltalas texturas del mismo. Además debemos cuidar la temperatura y la acidez del vino, cuya labor principal consiste en darle frescura al plato.

A ciencia cierta son pocos los vinos secos que pueden enfrentarse a un pastel, un helado o una macedonia de frutas sin que el paladar se sobresalte. Estas son algunas pistas de maridaje para que esto no ocurra.

Los blancos de moscatel son una alternativa muy socorrida para el final de las comidas. Aunque los hay de diferente carácter: los más jóvenes, con su fragancia exuberante y recuerdos de rosas, miel y piel de naranja, son perfectos para acompañar cremas, flanes y tartas de fruta; los de estilo clásico, que resultan menos ácidos y más dulzones, maridan mejor con la fruta fresca.

Para acabar el festín bebiendo un espumoso, habrá que elegir un cava dulce de los que incorporan hasta cien gramos de azúcar por litro.

Yo personalmente prefiero acompañar el postre con un vino moscatel naturalmente dulce, bajo la Denominación de Origen Málaga de las bodegas y viñedos de La Capuchina Vieja.


Otra opción seria un Vino Gran Solera Dulce Moscatel dulce trasañejo, variedad Moscatel de Alejandría. Vendimia del 2002. Procedente de cepas viejas, Moscatel de Alejandría asoleada en paseros.